Al llegar a Colombia me encontré con una imagen que nunca habría imaginado: billetes venezolanos convertidos en artesanías, ofrecidos en semáforos por migrantes que aceptaban cualquier moneda a cambio de cualquier billete. Otros simplemente los regalaban, conscientes de que habían perdido su valor. Era difícil concebir que esos mismos billetes, que alguna vez representaron una economía próspera, hoy fueran vistos como el símbolo de un país que se desvaneció: mi país.
Venezuela ha sido un territorio reconocido por su riqueza petrolera, la cual le ha merecido el primer lugar en reservas de crudo a nivel mundial desde 2011. Pese a ésto, la situación actual del país opaca por completo su potencial debido a la persistente crisis económica e inestabilidad política.
Esta es la historia de un país que, a pesar de sus riquezas naturales y privilegiada ubicación geográfica, sigue repitiendo los errores del pasado que iniciaron una debacle, la misma que hoy se sigue profundizando. Y en medio de esta montaña rusa descendiente, la moneda nacional ha sido protagonista: desde el milagro de la Venezuela Saudita hasta su devaluación extrema en la actualidad.
Este reportaje sigue las historias de una familia colombo-venezolana, mi familia, durante los últimos 50 años, y narra la metamorfosis de un país lleno de oportunidades que terminó convertido en uno del que es necesario huir para sobrevivir.